Pocas actividades humanas parecerían requerir tanto rigor como la de los negocios. La verdad es que el manejo de grandes sumas de capital, la administración de recursos, la anticipación de panoramas macroeconómicos, la satisfacción de los diversos mercados objetivos, son aspectos que aparentemente demandan una solidez mental, casi matemática. Y sin embargo, aún siguiendo esta convención, no todas las compañías gozan de la misma prosperidad ni de la misma fortuna en las ventas o transacciones logradas.
Existe un factor que pocas veces se reconoce y que no tiene nada que ver con la fortuna o la providencia: es el de la toma de decisiones con base en las corazonadas, es el del poderoso influjo de la intuición en los negocios.
La sabiduría secreta
La cotidianidad es una dimensión de vida en donde nos desenvolvemos en varios niveles, sin tomar conciencia de ello. Vale la pena- literalmente- reconocerlo. Schopenhauer, Nietzsche, Freud, Jung, Adler y Lacan, entre otros estudiosos, hicieron patente la relevancia que tiene para todos los asuntos de la existencia humana, la secreta fuerza del subconsciente, la que brota de las simas del alma, y que por medio de una disimulada sapiencia orientan muchos de nuestras más simples acciones.
El pragmatismo habitual en el que nos relacionamos con el mundo, nos vela con un sutil automatismo la rutina de nuestro vivir, incluyendo en esto las actividades relacionadas con los negocios. Sin embargo, tomar conciencia de la voluntad feroz e inquieta que subyace en cada una de nuestras más sencillas decisiones, constatar que el ámbito empresarial no es un campo de transparente causalidad, es el perfecto inicio de una transformación radical orientada al éxito.
Corazonada de ejecutivo
Las obras más relevantes de la humanidad fueron gestadas por el libre flujo de esta pulsión natural. Una estrategia estupenda para aplicar en los negocios es la de permitir el acontecer sin trabas, en ciertas ocasiones determinantes, de esta tendencia de rompimientos. No siempre lo más lógico es lo más adecuado para obtener buenos dividendos para una compañía.
Los ejecutivos más destacados, son aquellos que se tienen la suficiente confianza como para dejarse llevar por sus corazonadas en ciertas elecciones estratégicas. Los negocios de la industrias están vinculados en una tenue red de relaciones en la que se puede percibir una cierta estabilidad. La consecuencia de esta situación es que muchas veces el status de las diferentes compañías no sufre alteraciones significativas.
El ejercicio voluntario de la intuición empresarial rompe con este estado de yecto, y se pone en movimiento la dinámica de lo impredecible. Por lo tanto, la posibilidad de provecho y progreso reviven, y están al alcance como nunca antes.
